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  • 6° Capítulo - 1° Día
  • 7° Capítulo - Cambios
  • 8° Capítulo - Incontroversias
  • 9° Capítulo - Solamente Verificaciones
  • 10° Capítulo - Desconciertos
  • 11° Capítulo - La verdadera Beldad de la vida
  • 12° Capítulo - Tiempo Fuera
  • 13° Capítulo - Añoranzas
  • 14° Capítulo - Conjeturas
  • 15° Capítulo - Investigaciones
  • 16° Capítulo - Comité
  • 17° Capítulo - Visitando la morada
  • 18° Capítulo - Conociendo al desconocido
  • 19° Capítulo - Confluencia
  • Díalogo Arthur & Lanthis
  • 20° Capítulo - Otro Lapsus de Odio
  • 21° Capítulo - Innegble
  • 22º Capítulo - No es tan difícil
  • 23°Capítulo - De visita
  • 24° Capítulo - Preparativos
  • 25° Capítulo - Emoción innecesaria
  • 26° Capítulo - Desmentir
  • 27° Capítulo - La Mejor De Las Pláticas
  • 28° Capítulo - Fetuccini
  • 29° Capítulo - 1 semana
  • 30° Capítulo - First Nice Dream
  • 31° Capítulo - Ramses
  • 32° Capítulo - Terminando la Semana
  • 33° Capítulo - Evación Involuntaria
  • 34° Capítulo - DBIAB
  • 35° Capítulo - Like Firewoks
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46° Capítulo de Secretos de un Vampiro

miércoles, 23 de junio de 2010

Catherine
Un poco más...











—Morí de un disparo mientras cazaba en el bosque. Nevaba y pensé que estaba herido así que me acerqué a ayudarlo y resultó ser un vampiro. Utilizó el arma que yo traía— dijo sin expresar ninguna pista de lo que sentía.
Conciso.
Simple.
Y seco.
Todo lo opuesto a lo que yo presenciaba en aquél instante.

Me había aferrado a la manija del auto por temor, por escalofríos.
Arthur miró hacia mí inmensamente preocupado y asustado.
—Lo siento mucho Allie. Eh sido tan inconsiderado—
Sus dedos acariciaron mi mano que era sostenida por él.
Su toque glacial logró tranquilizarme inmediatamente aunque sólo de una forma física.
—No, es solo que… me tomó desprevenida— aclaré intentando mostrar una actitud calmada y segura.
Mi autocontrol había mejorado más de lo que tenía pensado y esto facilitaba muchas cosas….. Por otra parte, aún no alcanzaba a borrar las imágenes que había inventado para recrear una escena que mostrara más o menos lo que me había platicado.


Arthur muerto de un disparo…. No lo podía digerir.
Él, hace 100 años, tirado sobre la blanca y fría nieve. Con sangre, mucha sangre y sufriendo porque la vida se la arrebataba una criatura que se alimentaría de él posteriormente.


—¿Y luego te convirtieron..? — pregunté alentándolo a que continuara e hiciera a un lado su temor de que me espantara.

Parecía masoquista ya que no evitaría sentir angustia al escuchar esta parte de su vida pero debía informarme, no podía evadirlo porque algún día debería acostumbrarme y ya era tiempo para eso.

—Si, él mismo..........Vlader —
Esta vez su voz demostró enojo.
Coraje.
Recelos.

Levanté mi mirada para verlo directamente y afirmar si mis sospechas eran ciertas, sin embargo él no la dirigió a mí.






…






—Vampiro…— suspiré en voz alta haciendo énfasis en aquella simple palabra de tres sílabas que serían parte de mi descomunal vida.

William rió suavemente y con un mejor ánimo dijo:
—¿Es muy raro tener un novio vampiro? — preguntó con la curiosidad en sus ojos pícaros que ahora ya no se concentraban en el pavimento ni en el volante, si no en mí.
—Hmmmm no… Ya lo veía venir.. — respondí con simplicidad, actuando lo mejor que pude —¿Porqué? Tener una novia humana es muy raro para ti? — amenacé.
—Demasiado— ciñó las cejas.
—Hey! — Respondí dándole un codazo que fue amortiguado por su piel suavemente dura —Si es demasiado excéntrico entonces podemos arreglarlo rápido y seamos amigos— bromee desafiante.
—Eso sería lo normal pero a este punto prefiero lo inusual—
—Hahaha—
vulgarmente me reí de todo lo que me estaba sucediendo — Digo lo mismo—
—Te quiero—
—No tanto como yo—
respondí riendo levemente y clavando mi mirada en sus pupilas azul zafiro.
Me derretí.





Tenia unas excesivas ganas de preguntarle tantas cosas pero podía esperar, debía ser paciente, teníamos demasiado tiempo y ahora Cynthia me necesitaba.

En el trayecto al restaurant en donde Arthur y yo habíamos decidido cenar. Mellisa había llamado pidiendo que por favor le informara al día siguiente cómo se encontraba mi amiga.
Pregunté la razón de aquella petición y entonces me contó que al dejarla en la casa, la notó muy mal físicamente.
Enseguida Arthur y yo nos dirigimos a mi morada para ver como se encontraba.

-¿Arruiné su cita verdad?-
-Claro que no- respondimos Arthur y yo contemplando a Cynthia quien yacía acostada en el sofá de la sala.
-ven, vamos al cuarto, allí estarás más cómoda- dije acercándome a ella para ayudarla a levantarse.
Se veía débil y cansada.

William cargó a mi mejor amiga hasta su habitación. Allí le coloqué un trapo frío en su frente para que la fiebre que tenía pasara lo más rápido posible.
Arthur se ofreció a quedarse en la casa para ayudarme a cuidarla y acepté únicamente la primera hora y media antes de que lo obligara a irse.
Comenzaba a tener un color más vivo y no valía la pena que él se quedara allí y sufriera un enorme cansancio…….. Aunque............... esa era una duda igual que debía aclarar.... Acaso los vampiros dormían?............
...
.


Me despedí con un eterno beso y un te quiero.
Cómo odiaba las despedidas!







Hasta la media noche me quedé despierta mirando la tele con el "silencio” puesto. Cynthia ya dormía y no quería despertarla pero también debía verificar si mejoraba, y gracias a dios parecía hacerlo rápidamente.
Y aun en duras batallas de cabeceos continuos, al final el cansancio me venció allí recostada en su cama y me hundí en un sueño que me desconcertó demasiado.




Al día siguiente me desperté lo suficiente temprano para aún encontrar a mi mejor amiga soñando gratamente, y di un feliz suspiro cuando el termómetro marcó la temperatura adecuada.
Bajé a preparar un desayuno rápido para cuando se despertara tuviese algo que comer y no sufriera de hambruna.
Saqué el sartén.
Puse unos panes en el tostador.
Preparé leche con chocolate y justo cuando iba a poner el primer huevo en la estufa. Escuché mi nombre en el fondo.

—Ahhh— pude por alrededor de 5 milisegundos gritar impactada y aterrorizada antes de tener la boca cubierta por una mano pálida y sacada de un congelador.
—Perdón mi amor, lo siento demasiado— se disculpó rápidamente removiendo su mano de mi.
—Diosss Arthur! el hacerse notar existe —demandé rudamente. Incluso algo muy tosco pero jamás me había asustado de esta forma.
—Perdón Allie, Lo intenté diciendo tu nombre pero creo q no sirvió de mucho—
— Eres tan sigiloso. ¿Cómo entraste?—
cuestioné curiosa.
—Pensé que el tétrico rechinado de la puerta iba a ser peor— dijo tan oportuno.
Reímos juntos.

— hey... mi puerta me informa de cualquier mal hechor que quiera irrumpir esta casa—me acerqué a él y posé mis manos sobre su cuello frio y suave. Parecía que tuviese una piel de terciopelo.

—Aun las ventanas son mis preferidas— dijo casi exactamente la misma frase que había escuchado poco tiempo atrás.
Me exalté.
Ahora tenía otro sentido aquello.
Ahora poseía diferente significado y al descubrirlo, reí en mis adentros.

—Entonces cerraré con seguro todas ventanas y puertas—
—son fáciles de romper—
guiño y dio una media sonrisa.
—Hahaha— reí nerviosa ante su perfecto galanteo —Te extrañé y tengo tantas preguntas— toqué su fría mejilla y al mirarlo de nuevo la duda de que en realidad todo esto me estaba sucediendo a mí resurgió...
Todo era tan inesperadamente perfecto.
—No te preocupes, todas te las responderé— se acercó para darme un pequeño y lindo beso antes de sonreír.




Me separé de él y ahora sí puse el alimento en el sartén.
El sonido del aceite hirviendo lleno la habitación al igual del de una silla siendo movida.
—Como está Cynthia? —
—Mejor, creo que ya está bien pero falta que ella diga cómo se siente—
—Con estos días lluviosos debió ser un virus. Sin embargo tiene buen sistema inmunológico—
apuntó interesado detrás de mí.
Yo, volteaba el blanco-amarillo alimento intentando obtener un tostado ideal.
—Ya lo creo, creo que nunca la había visto enferma— expresé con base en la experiencia personal.

Mientras terminaba de cocinar el platillo completo que le llevaría a mi amiga, Arthur y yo platicamos acerca de las noticias, del clima, escuela y trabajo.
Subí para dejarle el desayuno a un lado. Y por suerte al abrir la puerta la vi despierta. Agradeció mi atención y me dijo que le diera las gracias a mi novio quien había esperado en el piso de abajo.

Se veía estupenda y el susto de una noche había desaparecido por completo.
Decidió que se quedaría allí para ver un poco la tele como una buena persona enferma hace típicamente y salí del cuarto para encontrarme a Arthur esperando allí mismo en el barandal de las escaleras.

—Cynthia dice que…. Bueno creo que lo escuchaste — adiviné riendo levemente.
Sonrió y rió igual.
—Nunca has visto mi habitación ¿Verdad? — pregunté curiosa.
—No realmente— perduró su sonrisa ahora con un toque mañozo.

Me sacó de honda aquél comentario pero no le di importancia, le tendí la mano y lo dirigí a mi cuarto.
—Mira, este es— abrí la puerta y le mostré todo con detalle.


Él lo admiró, parecía asombrado como una persona viendo algo demasiado interesante; como si mirase una cama por primera vez al igual que una laptop, unos perfumes y todo lo demás que tenía en mi habitación.
Enseguida comenzó a preguntarme sobre las personas de las fotos que tenía en porta retratos e identificó algunas de los que ya le había contado.

Al final me quedé mirando cómo veía una última foto donde yo me encontraba sentada en un columpio sonriendo a lo lejos.
—Esa me la tomó mi tío. Es fotógrafo. Le gusta mucho usar el efecto blanco y negro— expliqué recordando aquél día.
No había tenido mucho, tal vez unos 8 meses….
Tuvimos una comida familiar en casa del hermano de mi papá. Su patio era inmenso y lleno de flores.
Siempre que iba de pequeña jugaba allí y mi lugar favorita era aquél columpio sujeto a la rama de un enorme árbol viejo y fuerte.
Ese día tenía en su mano su cámara preferida y yo estaba sentada en mi sitio preferido…
—eres indescriptiblemente hermosa— dijo sin mirarme.

Unos escalofríos me corrieron allí sentada en la cama.
Volteo para averiguar la razón de aquella reacción y vi el perfil más impresionante.

Desgarbado, simétrico, atlético, alto, divino…..
Pensé que el espacio se había paralizado porque nadie se movió y ningún sonido se escuchó.
Solo estábamos los dos.
Viéndonos.


Al primer parpadeo apareció a mi lado sentado en la cama.
Esta vez no me exalté tanto pero no libré un pequeño saltito que dio mi cuerpo.
—Perdón—
—No te preocupes, es mejor. Así me acostumbro más rápido—

Pensé que aquello comisura levantada iba a incrementar e iba a reír de una manera reconfortante, no obstante, paró y levantó su mano hasta mi mejilla derecha.
Como por arte de magia, nos acercamos al mismo tiempo y un beso se tornó en 10 más.
Y justo cuando estaba a punto de moverme del lugar donde estaba para
estar lo más cerca de Arthur que pudiera… él se alejó con impaciencia en su cara.
—Lo siento pero ya tiene que no me alimento y apareció la sospecha de que perdiera el control—
Me turbé.
—Perder el control? — interrogué.
—Si… No es que lo haga a menudo si no que… no eh besado a una humana nunca antes que tú y sé que no perdería el control contigo pero sería mejor no tentar hasta que me alimente de nuevo — explicó.
Suspiré pero una sonrisa creció.
Yo no tenía ningún método para “no perder el control”…. Debería comenzar a buscar uno o causaría muchos problemas.


—Antier llegaron unas invitaciones— dijo sacando de su pantalón una invitación color crema muy estilosa.
La abrí y retiré la hoja tamaño carta para poder leer su contenido.
Invitaba una cena para la unión Basel y sus contribuyentes. Sería la noche siguiente.
Era cerca del monumento Castellanes y debían ir elegantes los invitados.
—Si deseas quisiera que me acompañaras. Lanthis igual irá — sonrió.
—oh,…… si, sería estupendo— respondí sin pensarlo.
Una cena, estaba bien. La pasaría bien, solo era comer y saludar ¿no?
Bien, debería omitir pensamientos que me convencieran que no iba a ser tan fácil como quería que fuese, así que evadí ese asunto pendiente que se llevaría a cabo al día siguiente. Sabía con certeza que no es bueno ignorar las cosas pero esa era mi mejor arma en este momento.










3:23 pm Ese mismo día.


Frenó.
Parking.
Me guiñó.
Se apresuró a dar la vuelta a su automóvil negro.
Abrió la puerta cómo siempre y me tendió la mano.

Llevaba él una camisa azul clara y se veía espléndido.

Llegó el mismo chico que parecía que siempre se encontraba en la entrada del edificio a la espera de Arthur para recibir las llaves de él.

Caminamos por aquél trayecto ya familiar y tomamos al ascensor después de múltiples saludos y despedidas a distinto tipo de gente que nos encontramos en el recibidor del edificio.
Posé mis manos detrás de su cuello y nos besamos hasta llegar al 23 en donde paré para poder sacar el espejo de mano y arreglarme.
—Te eh dicho hoy que te ves hermosa? —
—No pero no quiero que seas amable, me veo fatal—
—Todo estará bien. Creo que aún no llegan—
dijo con su mirada sobre mí.
—Pero Lanthis me dijo que ya estaban—
—Hmmmm no. Hilbert ni Helena han estado en este ascensor, o solo que hayan subido por…—
—Qué?? —
grité enseguida y presioné el botón de “alto” que se mostraba en el tablero de aquel elevador.
Incluso cuando me di cuenta de lo que había hecho me frekee mas y me paralice.
Sin embargo no sabía a qué le debía tener más miedo, al hecho que podría descomponerse el ascensor y morir por haber reaccionado tan estúpidamente o al otro aspecto que incluía que esta comida no era solamente de 4 personas…
—Pasa algo Cath? — interrogó sosteniendo mis hombros con delicadeza y mirándome eternamente consternado.
—Tus padres….. Vendrán a la comida?—
—Si… no te aviso Lanthis? —
Dijo confuso
—No…— dije en shock.

SHIT!
Iba a matar a Lanthis en cuanto la vieraaa!!!!!!!
Ella me había dicho que había preparado una comida para Andreus, Arthur y yo. Aunque ahora parecía yo la más estúpida ya que ellos no comían… o sí?
Miles de cosas venían a mi cabeza pero al mismo instante no podía moverme
—Si no quieres podemos comer en otra parte— propuso
— No…. Sería demasiado rudo de mi parte, daría una mala impresión pero al mismo tiempo la daré porque estoy fatal — dije aterrorizada.
—No te preocupes por eso, estas perfecta Catherine—
—Podemos parar en el siguiente piso? —
pregunté —para verme en un espejo más grande — Y para vomitar de ansias...
—No te preocupes, no han llegado aún y no es necesidad que pases por esto si no quieres—
—No es que no quiera, mas bien. No es aceptable, estoy hecha un asco Arthur! —
Río por mi exclamación exagerada.
—Mi amor tu no estas hecha un…— comenzó a intentar tranquilizarme pero su voz ya no se oía.

No podía suceder nada malo, solo debía conocer a sus papas y…..
Comenzaba a ver la realidad y la verdadera cara de las cosas.
No estaba preparada para nada.
Había imaginado este momento un par de veces… después de que el me lo haya propuesto en Sparkling.. sin embargo, en esa escena yo sí estaba enterada que los conocería.
Y en este momento pasaba todo lo contrario.
Mis jeans y mi blusa no estaban tan mal, de hecho me gustaban, aún así no estaba preparada internamente. ¿Qué les diría?
¿De qué platicaríamos?
No sabía.

La cara de Arthur apareció a centímetros y me enfoqué en su voz y su rostro.
—Cathy…—
—que? —
dije muerta.
—Podemos regresarnos, Lanthis debió avisarte, realmente se pasó en esta—
—No, no. Está bien—
reí nerviosa.


Mi mente se quedó en blanco.


En cuanto se abrió la puerta Lanthis ya se encontraba en la entrada. Enseguida ella dirigió la mirada a su hermano y eso me molestó porque quería que viese mi indignación, no obstante, sus ojos se abrieron y dio un paso atrás.
—Lanthis…— gruñó Arthur levemente.
—Perdón Catherine, debí avisarte solo que..... lo siento— dijo torciendo sus cejas de un modo que demostrara su arrepentimiento profundo.
—Aún no han llegado, no te preocupes, no pasará nada malo— sonrió Andreus cuando llegó a un lado de Lanthis y colocó su brazo detrás de ella.
Glup.
Pasé saliva y esperé lo mejor.




Publicado por Casey a las 4:50 p. m. 1 comentarios    

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45°Capítulo de Secretos de un Vampiro

domingo, 13 de junio de 2010

Catherine
Nuevo Comienzo










En la vida de uno, faltan momentos como este.
El encuentro de ese ser perfecto que místicamente parece estar destinado para ti.
Y a la mayoría de las personas por milagros les llega a suceder.
Pero sin importar cuánto hayas deseado este momento, las cosas se vienen abajo cuando te das cuenta que no todo es como debería ser.
Que todo está al revés.
Que las cosas no están del todo correctas.
¿Pero……………………. Qué es correcto?
No todo lo bueno tiene que seguir una norma
Lo correcto no es lo usual, no es lo normal.
Y ahora mi vida se convertía en una excéntrica experiencia.
Sin embargo, lo inusual hacía cosas malas.
Pero qué más da si uno es feliz ¿No? ¡¿NO?¡









Rechazar.
Presioné la opción que tenía como título aquella palabra al divisar una llamada entrante.
Era de Jonathan (El mejor de los milagros y en el momento menos apropiado).
Mi corazón palpitó impacientándose, sin embargo no tenía tiempo para siquiera contestarle ahora que me encontraba caminando con Andreus en las calle 45 esperando arribar a aquél sitio donde vería a William....





Alto y bien vestido.
El novio de Lanthis caminaba a mi derecha con la mirada al frente sin voltear a ver sus pisadas ni tampoco algún punto fijo.
Me intimidaban en cierta forma sus acciones pero no me desagradaba nada.

—¿Tú no sabes dónde ah estado?— pregunté rompiendo el silencio en nuestra travesía.

— No exactamente. Ha ido a DBIAB muchísimas veces pero al ver que Lanthis llega para hablar con él , Emrick se marcha y va a la casa para pasar el tiempo en su cuarto antes de irse a otra parte. Aún así, su paradero no debe ser una preocupación transcendental— miró hacia mí con una cara serena para convencerme.
Su piel extremadamente pálida relució con los rayos del sol que chocaron contra su rostro y sus pupilas verdes.



Vampiro obviamente.
No por el hecho de que me lo haya dicho si no por esas cualidades insignificantes y al mismo tiempo importantes que compartían todos. Ahora juraba sentirme un radar andante y tener el conocimiento suficiente para determinar quiénes de la gente que caminaba en aquella calle igual era uno de su especie.

—Supongo que no— suspiré fuertemente.



Y era verdad.
Lanthis ya me había informado anteriormente que Arthur podría andar sólo y nada le pasaría. Simplemente consternaba a todos porque era un miembro de la familia y era una reacción normal.



—No tardará mucho en llegar— dijo parándose enfrente de una tienda.

Miré sorprendida.
No habíamos caminado mucho desde el auto cómo pensaría que sería.
Decía “Florería Mandy’s” en letra cursiva roja sobre el vidrio que dejaba ver maravillosos colores de flores que estaban en el interior de la tienda.
—Me iré para dejarlos solos, espera adentro— me abrió la puerta y se despidió rápidamente después de que yo agradeciera.

Entré.
Una señorita enseguida se acercó a preguntarme si buscaba algún arreglo o flor en especial.
—No gracias, sólo miraré— respondí para no recibir más preguntas de su parte en el tiempo que estuviera en aquél lugar y tambien para que tuviese sentido de estar allí esperando.




Comencé a vagar por los alrededores.
Desde el exterior la tienda se percibía muy pequeña pero por dentro era todo lo contrario...Se veía demasiado amplía y contenía miles de flores de diferentes tipos.
Me distraje mirándolas y pensando cuál era mi favorita entre todas para evitar espiar a cada minuto la entrada por si aquella persona que tanto esperaba por fin llegaba.


Apenas una hora atrás, Lanthis me había llamado para confirmar nuestro plan.
Arthur no se negaría hacerle un favor a Helena, la “mamá” de ellos.
Y para que no sospechara nada, Helena misma, le pidió que fuera a comprar las flores que siempre adornaban el cuarto de ella. Era un encargo que William invariablemente ralizaba y nunca se negaba.
—Que bueno que aceptó! Helena odia las mentiras pero enseguida cedió por completo cuando le propuse el plan........ Tal vez es algo que ella no haría en momentos como este y esto ocasione que Arthur dude un poco pero eso no evitara que siga yendo a comprar las flores a ese lugar en especial— me había dicho Amelie con sumo entusiasmo antes de avisarme que ella no podría acompañarme porque tenía un compromiso demasiado importante así que Andreus sería el elegido.


Busqué con la mirada un reloj:
6:54 pm Mostraron sus manecillas negras.
Que bien!
Tan sólo habían pasado 3 minutos desde mi llegada y ya estaba muriéndome de impaciencia.
Y justo cuando había decidido que 5 minutos más no me matarían, la puerta se abrió lentamente dejando mostrar al hombre que deseaba ver con tantas ansias y angustia.

Mi garganta se cerró.

Sus ojos se dirigieron a mí desde un principio cómo sabiendo lo que le esperaba o captando su atención al entrar de una manera automática.
Indescriptiblemente doloroso.
Eso describía tan solo un poco su aspecto.

—Arthur……—dije su nombre cómo si horas atrás me hubiesen operado de las amígdalas y no fuese capaz de articular palabra en voz alta.
Fue un milagro el simple hecho que pude escupir su nombre porque estaba más que impresionada y mi cuerpo había reaccionado incorrectamente creando intervenciones en mi plan.

¿Lo habría oído?

Una semana antes habría jurado que no aunque en realidad sí lo hubiese escuchado.
Ahora, apostaba a su favor y se evidenciaba con un parpadeo rápido que realizó.

Contemplé aquellos hipnóticos ojos zafiros los cuales se mostraron impactados. Plenamente desconcertados y fuera de sí.
Y no solamente pude apreciar su sorpresa. Una vil profunda tristeza y sufrimiento se distinguió en su mirar recordando lo estúpida que había sido la última vez que hablé con él.

Sitúo la mirada en el piso y antes de que pudiese levantar su pie en la dirección contraria a la mía para irse de aquél lugar lo más antes posible y no causarme ningún temor, yo dije rápido pero aún en lo bajo:
—No, no te vayas—

Se detuvo instantáneamente y volteo de nuevo hacia mí.
Sentí cómo una sonrisa comenzaba a dibujarse en mi rostro.
No era el momento adecuado para alegrarme ya que su rostro poseía el aspecto más lívido que jamás haya visto.
Me turbé en el fondo pero mi sonrisa no dejó de crecer.
Verlo allí, tan cerca……. Teniendo seguridad que no se iría. Que el hecho de haberse parado significaba que aún me quería y que simplemente había decidido irse por temor a causarme miedo, otro aspecto que demostraba que me quería!

Caminé hacia él al instante en el que incrementaban poco a poco las ganas de correr hacia él y abrazarlo.
Realicé los 7 pasos que nos separaban y no me detuve hasta rodearlo con mis brazos desesperados por aplacar la infinita pena que mostraba su rostro.
Me odiaba completamente a mi misma…



Pensé que no me correspondería tan fácilmente pero en cuanto me abracé a él, Arthur copió mi acción.
Me sujetó con fuerza.
Con ímpetu.
Sus músculos tomaron la forma de mi cuerpo y se convirtieron en un lugar creado especialmente para mí.

Me deslumbré y evité la petrificación aun que era la reacción normal que hubiese tenido.

Por un pequeño pero importante rato estuve allí simplemente abrazándolo, sin hablar ni hacer nada más. Al mismo tiempo las pocas personas que se encontraban a nuestro alrededor miraban curiosas antes de sonreír.
—Par de tórtolos— era la frase que se admiraba en sus ojos sonrientes al vernos.



Me separé de él porque aún debía pedir cientas de disculpas. No obstante, William se adelantó a hablar.

—Al escuchar tu segunda frase me esperé una gran charla antes que existiera la posibilidad que esto sucediera— dijo sonriendo. Creando líneas en sus mejillas por su gran y perfecta sonrisa. Su rostro había cambiado completamente. Era reluciente y un calmante para mi interior…Mi corazón dio un suspiro de satisfacción, no lo quería volver a ver con aquella cara, no volvería a causarle daño a Arthur.
—No pude contenerme— dije al mismo nivel de felicidad que él.
Las mejillas me dolían de tanto sonreír pero el dolor no me importaba en estos momentos, mis codos llamaban mi atención con una punzada permanente pero todo era insignificante.
—Perfecto— respondió pasando sus dedos por mi cabello tan cuidadosa y suavemente.
Su tacto frío ahora se sentía diferente. Después de conocer algo nuevo ves las cosas de otra manera y eso me sucedía en ese mismo instante.

—Perdón Arthur, no quise decirlo. Lo dije sin siquiera pensarlo ni una sola vez… lo siento tanto—
Me volvía a sentir pésima. La mujer más desgraciada del mundo. Me sentía como un veneno mortal, tóxico e hiriente.
¿Como pude haberme permitido hacerle tal daño a Arthur?…Había perdido la cabeza.

Al terminar mi frase, su semblante cambió.
Pareció como si de un golpe recordase a qué se debía nuestra separación.
—Cathy, tuviste toda la razón…. Y lo acepto sin dudar, no soy bueno para ti— dijo ahora serio bajando sus manos lentamente en contra de su querer.
Mis cejas se ciñeron rápidamente
—No… eres más que perfecto para mi Arthur.Te quiero, eso es lo que importa ¿no? Tú y yo. Aquí en el presente. No me interesa tu pasado. Solo hoy y nosotros— dije preocupada viéndolo.
Dios, era tan hermoso…

Impacientándose él respondió:
—Cathy, no quiero ponerte en una situación do.. —
—Shhhh…—
dije colocando mi dedo índice en su boca cómo lo había visto tantas veces en películas — ya lo decidí y nada me hará cambiar de parecer. Tú y yo, ahorita, nada más— sonreí a mi hermoso y perfecto novio.

Él comenzó con una media sonrisa y la completó mientras sus brazos me presionaban fuerte y me levantaba un poco en el aire antes de juntar sus labios con los míos.
Me aferré a su cuello y su cara completa y aunque besar apasionadamente a alguien en un lugar público no era para nada lo mío.
Hoy era una excepción.
De repente sentí como si hubiese vivido años con Arthur. Como si lo conociera por mucho tiempo.

Como dicen; lo que no te mata te hace fuerte…
Ahora sentía una nueva sensación entre los dos.
Más confianza, más cariño, más todo………..

Paré.
A nuestra derecha una señorita nos miraba con los ojos sorpresivos.
Me aparté, había sido algo irrespetuoso todo aquello.
—Perdón Lorena —
—No hay problema Mr.Arthur—
—Vengo por las flores—
dijo Arthur sorprendiéndome ahora a mí.
William ya se sabía el nombre de la encargada y hasta ella conocía exactamente a cuales flores se refería…. Obviamente, no había razón para estar celosa… simplemente era como me habían explicado; cada 15 días Arthur venía por el arreglo floral que su mamá encargaba.
—Mr.Arthur, no tenemos el encargo hecho, no recibimos ninguna llamada— dijo alarmante y con claro temor en sus facciones. Lorena no tenía la culpa sin embargo ella sentía que sí.

William torció sus cejas confundido.
Él sabía que no era la fecha correcta para venir a esta tienda, no obstante, había esperado que Helena haya llamado con anterioridad para que estuvieran para este día.

Raspé mi garganta antes de apenada decir:
—Ehmmm eso puedo explicarlo—

Arthur al descubrir todo el plan que ejecutamos carcajeó ligeramente sin despegar su mano que me rodeaba de un modo protector.

—No hay problema, ahorita mismo hacemos el arreglo— dijo la señorita sonriente antes de darse media vuelta e irse de prisa y pasar una puerta con suma ansiedad.

Me sentí mal por lo que le había causado a aquella chica pero ahora todo estaba bien.


Caminamos por los alrededores lentamente admirando todos los colores, texturas, tamaños y olores de las flores que se encontraban en la gran habitación.
Parecía que la vida me daba escenarios estupendos mientras me encontraba con él.
Y decidí que al tener mi propia casa llenaría el jardín de todos los colores posibles.

—Una favorita? — preguntó a mi lado sujetándo mi mano.
—No me decido, todas son tan hermosas— miré una flor rosada fucsia que enseguida me llamó la atención.
—Hey. Tu eres hermosa—


Sonreí feliz. No sólo por lo que me había dicho si no por todo.
Por haberme dado cuenta tempranamente que Arthur era para mí aún si fuera vampiro o no, o si había tenido un pasado no muy grato de mencionar…. Él me quería, yo lo quería y no importaba nada más.
—Sabes, tengo millones de preguntas. Y siento que tendré un enorme deja vú cuando comience a preguntarte— reí mirándolo.
—Como quieras, cuando quieres, cuantas quieras— paró para abrazarme y yo me hundí de nuevo en el.
Quería estar allí por siempre. No me importaría el tiempo, no importaba realmente ahora.

—Bien extraño. Comenzaré con lo básico.… Sí te llamas Arthur verdad? — pregunté alzando una ceja y aguantando una risa.
—Tienes que estar bromeando— rió de nuevo en carcajadas suaves.
—Tu sabes lo que dicen, siempre hay que confirmar—
—Bueno, tienes derecho. Mi nombre es Arthur Emrick Landon William II De Brun Vreizhlandör. Mucho gusto.—
—Muy bien.. y….. De dónde eres? —
—Soy de Nashville, Inglaterra señorita—

Tragué saliva.
—Y…… ¿Qué edad tienes? —

Una de las preguntas claves y tan esperadas.

Tenía mis dudas.
Había estado tanteando la posible respuesta y tenía mis expectaciones y mis ,en sí , “temores”.
Podría haberse convertido hace poco o hace demasiado pero me inclinaba más en la primera idea.
Se veía muy joven.
Ahora tenía que confirmar mis sospechas de él.

— Tengo 3 edades— sonrió con cizaña mientras parecía admirar las flores de enfrente.
Alguien ajeno a esta conversación nos diría locos o nos creería y acosarían a Arthur hasta lograr capturarlo y comenzar a realizar experimentos en él.
Ahorita suponía que la segunda encargada en caja y un cliente allí mismo no podían oír nada de la conversación que sosteníamos, de otra forma, Arthur no hablaría en un tono normal. Sólo por precaución yo intentaba no hablar muy alto.

—Tress?- — pregunté atónita parando mi caminata y mirándolo directamente con mis ojos sobre él reclamándole atención y veracidad.

—Si. Naci el 4 de Diciembre de 1880 , así que en sí tengo 130 años—
—Dios, besé a un bisabuelo—
emití mis pensamientos en voz alta sin pensar en lo que Arthur sentiría.
— Es cierto. No me había dado cuenta que era un pedofilo. Que repugnante— dijo muy serio.
— Estaba sólo bromeando.....Aún así no importa, creo que muy en el fondo ya lo suponía y lo bueno esque no aparentas aquello. Te has mantenido muy bien—sonreí intentando dispersar la emoción que tenía.
¿Cómo recibes la noticia que tu novio ah vivido por más de 100 años?
—Tengo 109 años de muerto. Cuando morí y me convirtieron era mi cumpleaños número 21— dijo sin quitar la mirada de mi para admirar por completo mi reacción.
No pude captar ningún sentimiento de tristeza ni nada que lo alterara, aunque realmente Arthur siempre escondía sus sentimientos si eran negativos.

Por mi parte; de nuevo shock.
No esperaba escuchar “Cuando morí..” Me quedé mirando a lo lejos por unos segundos.
Arthur alguna vez murió? No podía ser cierto….
Extrañamente me había dolido.
Sabía que él estaba enfrente de mi, en este mismo instante, esperando que dijera algo. Estaba conmigo y no debía dolerme sin embargo era más de lo que esperaba.
— Así que moriste en tu cumpleaños…— repetí inútilmente
—Sí— dijo sin más y antes de que me pudiese preguntar algo más, la chica de pelo negro que nos había atendido al principio llegó a nuestro lado.
— Aquí tiene Mr. Arthur—
Nunca vi a qué hora sacó su cartera pero ya tenía el dinero en la mano y se lo daba al mismo instante en el que recibía dos bolsas enormes repletas de unas flores blancas. Parecían orquídeas.


Me quedé callada.
Casi echaba todo a perder todo con mi próxima pregunta y ya hubiésemos sido tachados cómo lunáticos.

Nos dimos la vuelta, nos despedimos rápido y seguí a Arthur porque no sabía realmente dónde había aparcado su auto.


¿Importaba?
No.
Sujeté su mano con fuerza y su rostro resplandecía con cierto brillo propio con la sonrisa que mostraba.
Mi novio vampiro.
Arthur de Brun.

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44°Capítulo de Secretos de un Vampiro

martes, 8 de junio de 2010












Lanthis
Todo bien





Viernes.
4:32 am.

— ¿Sabes dónde está?— cuestioné a Andreus al mismo instante en el me encaramaba del banquillo perteneciente al mini bar.
—Selina acaba de avisar que pasó por su casa— respondió bebiendo una pequeña cantidad del vino que se había servido en un vaso cristalino.
————————————————————————————————————

Perfecto.
Ahora que vivíamos a tan sólo unos metros de distancia, llegar hasta el hogar de Selina era cuestión de un único movimiento.

————————————————————————————————————


—Ya se fue y no dijo dónde— contestó mi pareja al escuchar y observar psíquicamente el plan que había ideado en cuando me encontrara enfrente de mí hermano.

—Maldición!— rugí irritada. Aborrecía las ocasiones cuando Arthur se escapaba de esta manera sin siquiera anunciar a un individuo cercano acerca de su posible paradero.
—Regresará en unas horas, no hay de qué preocuparse— indicó Andreus de una forma suave a mis espaldas por encima de mi hombro derecho, muy próximo de mi oído antes de comenzar a darme unos cuantos besos.
Sus brazos me enrollaron y lograron calmarme tan sólo un poco.

—Más le vale— suspiré.





————————————————————————————————————

La madrugada pasada justo cuando había llegado al garage porque Hilbert nos había hecho una llamada anunciándonos que había obtenido información importante de “La daga Blanca”….. Andreus acababa de pisar el umbral de la casa para divulgar lo que había sucedido en tan sólo unos minutos atrás en un parque…
Nos enteramos en cuestión de segundos. Él rememoraba rápidamente en su mente lo sucedido y nosotros contemplábamos horrorizados.
—Dios mío— había exclamado Helena describiendo la situación.

Por primera vez en muchos años sentí nervios…
No pudo haber ocurrido esto. No lo creía.
—Perdí la pista de Arthur después de que dejó a Catherine en su casa— me miró Andreus directamente esperando mi reacción.
—Lo iré a buscar— respondí volteándome instantáneamente antes de ser detenida por la mano de mi tío quien me miró inmensamente consternado y asustado.
—Creo que…. Es mejor darle su espacio—
Tan considerado como siempre, sobrepasaba los límites de la gentileza.
—Y si comete una estupidez?— reclamé en un grito. –No podemos dejar que ande sólo con la Daga Blanca en las calles….—

Arthur era mi hermano mayor y él debía cuidar de mí, no yo de él. Sin embargo, podíamos cambiar de roles y ahora mi insensato hermano me necesitaba.


Tras una búsqueda familiar completa en toda la madrugada sólo encendió su celular para comunicarse conmigo y pedirme que no asistiese a la escuela esa mañana; no quería causarle ningún miedo a Catherine y lo mejor sería aquello hasta hablar con ella y saber qué pensaba exactamente.
Pero al terminar de platicar con él una idea surgió de entre las miles de sospechas que deambulaban en mi mente y sin pensarlo más corrí escaleras abajo para tomar las llaves de cualquier carro que estuviese disponible.


—¿Llevas aquí estas últimas horas?— pregunté parada y al mismo tiempo camuflageada entre los arbustos y mala hierba del barrio baldío que se encontraba detrás de la casa de Catherine.
Mi mirada estaba dirigida 15° arriba imitando a la de Arthur.

—Vete— susurró sin modificar las facciones de su rostro.

Estaba demacrado.
Siempre un estúpido orgulloso, mi hermano era vanidoso y era natural que ocultase su sufrimiento pero este borbotaba por todas partes sin poder esconderlo aun que él quisiese.
Parecía realmente enfermo, realmente… muerto.

Me perturbé.
Nunca en toda esta vida que había compartido con él lo había visto de aquella manera.
Era realmente…. Impresionable e hiriente.


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—Entonces quiere decir que nadie me impide que hoy sí asista a la escuela— le respondí sonriente a Andreus volteándome para responder a sus besos.

















Viernes.
9:50 am



Deambulé por las aulas y llegué hasta el edificio en dónde Catherine terminaba de tener la clase de Gramática.
Esperé el tiempo suficiente para que todo se viera natural y nada calculado.
Crucé los dedos para que no me odiase ni me temiera, no quería que me odiara. Sabía con certeza que estaba quebrantando la promesa que le había hecho a Arthur pero si yo no lo hacía, nadie más lo haría y en la vida hay riesgos que se deben tomar sin discutirlo ni una sola vez.

Entre la multitud, Catherine percibió mi presencia al posar accidentalmente sus ojos en mí, logrando el objetivo que había previsto.
—Lanthis!— exclamativa y sorprendida aunque en un tono bajo; llamó mi nombre para captar mi atención al mismo tiempo que intentaba clavarme la mirada entre el gentío que caminaba de prisa en aquél pasillo para no perderme el rastro.

Me impresioné más que ella.
Arthur no me había contado ni una sola palabra de lo que había acontecido el día anterior al encontrarse con Catherine en la universidad. Lugar prohibido para mí ya que todo apuntaba a que no habían salido las cosas cómo Emrick había esperado que sucedieran.

Yo sabía que ella sabía.
La lectura de su mente era una acción vetada para mí.
No obstante, Catherine Allison sabía con certeza que yo igual era vampira y por ello me desconcertó ver cómo no le afectó verme allí, tan cerca de ella.
Su mirada era la misma, nada había cambiado, simplemente se le añadía a su expresión la angustia y preocupación.

—Catherine…—respondí cuidadosa tratando de no alterarla cuando ella se acercó.

—Yo…… lo siento— dijo mirándome.
Sus ojos no presentaban ese tradicional brillo de humanos que yo había perdido al convertirme en vampira.
Estaba más pálida de lo normal y extremadamente cansada a un punto que amenazaba con desmayarse en cualquier momento así que debía estar alerta.
—No te preocupes— sonreía amable.
—¿Tienes tiempo?— preguntó un poco impaciente.
—claro—

Todo marchaba excelente.
Tal vez un poco fuera de mis planes (Ya que yo era la que debía exigir una conversación…) Aún así, todo parecía seguir un mismo rumbo y acabar en la misma meta que yo deseaba llegar.




Caminamos juntas pero yo fui la que le seguí la marcha hasta toparnos con una grada cerca de la pista de atletismo. Muy inteligente y estratégico de su parte ya que los alumnos no frecuentaban a menudo aquél lugar antes de las 3:00 pm.
—Perdón, no quise decirle aquello a Arthur, me dejé llevar, Yo….. Lo siento— soltó inmediatamente con un suspiro cuando nos sentamos en la grada metálica.
—Tranquila, todo está bien— mentí a la perfección.
No le causaría una mayor preocupación a Catherine aún siendo completamente opuesta la verdad…. Definitivamente Arthur no se encontraba nada bien.
—Es normal, eres humana, él a veces es incomprensible y exagerado— sonreí recordando sus caprichos de niño.
Abrió los ojos sorprendida.
—¿Como está? Está bien?....—

Mantuve la calma a pesar de querer hacer lo contrario. La defraudaría con mi sincera respuesta:
—No sabría decirte, no lo eh visto—
—Porque? Se fue de Brighton?—
preguntó con las ansias en su voz y ojos. El miedo la carcomía.
—No, más bien nos evade y se ah puesto algo rudo— hice una mueca.
—Necesito hablar con él, reaccioné horrible y no fue mi intención…. No esperé que terminara y saqué mal las conclusiones, más bien precipitadas, hablé sin pensar qué diría—
desvió su mirada de mí y la bajó aumentando su apariencia deprimida; Catherine se lamentaba y yo estaba más confundida que nunca.
—En qué?— pregunté ignorante.
Arthur no nos había develado la segunda conversación aun que sospechábamos cómo había sido el final por su estado de ánimo. Daba escalofríos recordar cómo se sentía la casa gracias a él quién se encerraba en su habitación por ratos para después salir sin avisar dónde estaría.

—Oh,……. bien…..— exclamó sorprendida que no lo supiera y presionó sus manos antes de decir –Me dijo que ha..bía matado a muchas personas…..—
Su circulación sanguínea incrementó y mi estomago se contractó al mismo instante.
Para una humana no era normal hablar de aquello. Estaba teniendo demasiado control de sí misma y era digno de admiración.— y………………niños….— dijo al final.
Noté cómo se le dificultó respirar pero retomó la plática en segundos –Sin embargo olvidé cuando me dijo que aquello había sucedido antes. Me dejé llevar, no quise……—

Me paralicé.
Arthur era un idiota o acaso se quiso hacer el mártir????
Cómo le pudo haber dicho todo eso?
Cómo había sido tan descuidado?
Se lo hubiese guardado para el final y no para la primera conversación que sostuviese con su novia después de que ella descubrió que él era un vampiro…
—Ehmmm Cath………. No te puedo decir que es mentira porque si sucedió— dije sincera imitando lo que había hecho mi hermano.
Comenzaba a ver su punto. Quiso decirle todo lo malo a Catherine y ver si ella lo aceptaba.

—Lo sé…. Sólo que yo….…. Lo he pensado y; eso es el pasado, no importa ahorita realmente— dijo levantando su mirada fugazmente y demostrándome lo sincera que estaba siendo.
—Si, anteriormente hizo todo aquello- me detuve para tragar saliva –Ahorita los animales y donaciones son nuestra primera elección..- sonreí orgullosa.
Delices sucedían, tentaciones habían cientos de ellos…. Pero me sentía demasiada satisfecha con nuestros nuevos hábitos alimenticios.
Miré a Catherine quien de repente no mencionó absolutamente nada y me encontré con una cara aún más pálida y con una mirada de espasmo — Perdón, me dejé llevar— me disculpé torpemente. Que obtusa había sido!!
—Oh, está bien, perdón a mi… Pero estoy segura que lo podré manejar mejor en poco tiempo— sonrió con esfuerzo procurando mostrarse tranquila.
Me volvía a quedar perpleja.
Cathreine realmente lo intentaba y lo aceptaba completamente. Me alegre tanto! Mis temores automáticamente se esfumaron con el viento que pasó y movió nuestro cabello.
Todo marchaba de maravilla y aún más.
— Dónde puedo verlo?— hizo la pregunta que anhelaba cuestionar desde el comienzo de nuestra plática.
Suspiré.
—Realmente no lo sé, ah estado viniendo y yéndose de la casa-
Dobló las cejas y más tristeza se manifestó en su rostro.

De la nada, se me ocurrió una idea que podría funcionar.
A Hilbert, Andreus, Selina o a mí no nos haría caso…. Pero…. definitivamente no rechazaría ninguna petición de Helena…

-Tengo un plan- sonreí extremadamente feliz.
Enseguida la sonrisa de Catherine apareció como magia.

Publicado por Casey a las 11:57 p. m. 1 comentarios    

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43° Capítulo de Secretos de un Vampiro

domingo, 6 de junio de 2010


















Catherine
Arráncame la Vida




















Al día siguiente dudé acerca de la asistencia a la facultad pero terminé yendo al final de todo……Por otro lado, Cynthia no paró de preguntarme en todo el camino a Nikxor sobre mi estado de salud; me veía verdaderamente enferma y aunque me haya esforzado arduamente en un completo maquillaje para ocultar toda sospecha de insomnio, claramente fallé y no pude evitar la enorme avalancha de preguntas que me formularon en un tono alarmante en el trascurso de las clases.





-No dormiste muy bien Cathy?-

-Pasa algo?-

-Te sientes bien..?-

-Estás
enferma?-

-No quieres ir al doctor
?- ofreció Ryan muy amable de su parte.
Sus turbados ojos claros posicionados bajo sus cejas ceñidas me convencieron y decidí que en la siguiente hora iría a la enfermería de la universidad.

Benévolo, se ofreció a escoltarme hasta la puerta de ésta antes de negarme mintiendo que Mellisa me acompañaría y ocasionando una reconsideración en faltar a su siguiente clase dónde verían un nuevo tema y era necesario que él asistiesa.



Al final, fui sola


En mi trayecto al edificio III , sitio donde se localizaba el centro de atención médica de Nikxor, me encontré con Kevin en una máquina de refrescos; parecía enojado y comenzaba a patear levemente el objeto expendedor de color rojizo.

-Hey. ¿Ocurre algo?- pregunté entre leves risas. La escena era tan divertida de ver y reírse no era una opción, era un factor inevitable.
-La estúpida máquina no me da el refresco- exclamó claramente frustrado con sus cejas torcidas y su mirada amenazante dirigida al objeto.
-Bueno, realmente la culpa lo tienen los fabricantes. ¿No crees?- expliqué riendo y recordando la primera vez que me sucedió algo parecido mi padre me había tranquilizado aclarándome que golpear la máquina no serviría nunca de nada.
-Toma, no creo que suceda dos veces, si no, entonces está fuera de servicio- dije sacando de mi bolsillo un par de monedas plateadas con dorado, siempre se me olvidaba mudarlas a mi cartera, tenía la manía de dejar dinero en los jeans o sudaderas y al final terminaba perdiendo mucho de este.
-Oh no, enserio gracias pero no podría aceptarlo. Mejor intento en otra, me tengo que ir que se me hace tarde- dijo con una sonrisa tomando su mochila azul que había dejado en el suelo y moviendo su mano en forma de despedida –Gracias Cath, nos vemos- dijo en lo alto desapareciendo entre el gentío.




Permanecí allí, viendo aquél objeto que había causado la frustración de un amigo. Un objeto inanimado que no tenía la culpa de absolutamente nada.

Metí las monedas que mi mano sostenía en un costado y aún así no sirvió tras apretar el botón con el dibujo de la bebida que quería.

-Estupidez- dije rendida.

Giré 90° mi cuello y decidí sentarme en un banco blanco que encontré allí mismo, la enfermería podría esperar……… Aparte… ¿Qué le diría?
-Ehmmmmm…. Mi novio es un vampiro. Tiene una pastilla que me ayude?-

No estaba en un estado adecuado para estar ideando y diciendo mentira tras mentira y tras mentira. Lograr que una red de engaños tuviese concordancia es mucho más difícil de lo que uno cree. Planear todo aquello no estaba en mis planes y no quería agregarlos a último minuto.


Enfrente de mí, la multitud se movía de un lado a otro; las personas caminaban apresuradas para no llegar tarde a su siguiente clase o a la próxima reunión que tendrían.
El día era templado y no hacía tanto frío cómo en fechas anteriores, realmente sólo estaba un poco nublado pero el sol atravesaba estas nubes y creaba cierto calor que las personas no apreciaban ni disfrutaban ya que caminar era suficiente para generar un poco de sudor propio. Los rayos solares definitivamente no favorecían.





Justo en ese instante.
Una palabra llegó como un rayo en una noche de tormenta eléctrica….


“Vampiro”











………… Simplemente era algo no creíble y al mismo tiempo era de esperarse si echaba un vistazo a lo que había vivido y presenciado hace poco.
Arthur……………………………. Arthur de Brun, Un…………… vampiro…?

Poner su nombre y aquella palabra en una misma oración era tan fácil gramaticalmente hablando, no obstante, mirándolo de un punto racional era todo lo opuesto.
Rompía las leyes de lo “natural”.

El mundo estaba loco y me había decepcionado; había confiado tanto en esta vida y ahora me topaba con una situación que no podía ser más desaliñada y te preguntabas dónde quedaban los mitos y leyendas y todos esos temores ocultos que nunca pensaste se iban a ser realidad e ibas a estar allí para descubrir uno de los secretos más grandes que guardaba tu planeta.


Puse mis manos contra mi cabeza y sobrecargué mis codos en mis rodillas quedando mi vista al piso.
Omití el dolor punzante de mis codos.

No podía pensar o más bien no quería, sabía que debía hacerlo para afirmar y justificar en qué posición me encontraba y ayudar a que todo esto cediera un poco, sin embargo, era tan difícil decidir de dónde y qué comenzar a analizar. Tan sólo tocaba un tema y miles de preguntas hambrientas se embestían con gran deseo a ser contestas. Era alucinante.

No me percaté de nadie por estar distraída en mí y con un saltó reaccioné al ser tocada por una mano que presionó mi hombro para anunciar su aparición.

-¿Estás bien?- preguntó un hombre alto de unos 30-36 años de cabello café castaño claro y unos lentes con mica oscura y gruesa.
Tenía un aspecto algo senil que contrastaba demasiado bien con sus ojos azules los cuales parecían vivos, merecientes de alguien muy muy joven (incluso podría considerarse cómo a los de un niño).
Estaba vestido más formal de lo normal y en su mano sostenía un portafolio afirmando que se trataba de un profesor.
-Oh, sí maestro, sólo estoy un poco cansada- Me erguí.
No quería ahora ir a la enfermería de forma obligatoria.

-En todos mis años de experiencia, y no laborales, sé cuando alguien miente para quitarse algo o alguien de encima…... Si necesitas alguna ayuda y está a mi mano la respuesta, podría sugerírtela si tengo suerte de conocer su problema- sonrió tomando asiento en la misma banca blanca en la que yo estaba.


Me sorprendí.
¿Cada cuánto me sucedía esto?
Pareciese que mi hada madrina( o en este caso padrino) personal hubiese bajado para responder a todas mis preguntas y mis peticiones….
Lo sobrenatural parecía ser lo mío.

-Bien, el problema es que……- dije sentándome y parando de hablar súbitamente al instante en el que me di cuenta que no conocía la forma exacta y correcta de contarle a alguien mi problema sin decir precisamente algo que delatase aquél secreto que llevaba cómo letra “V” la primera palabra principal.

El día anterior antes ir a dormir y después de un día completo de debate contra migo misma, llegué a la conclusión que no diría absolutamente nada al respecto.

Para comenzar quedaría como una lunática que se vive las noches viendo películas de terror y alucina sucesos extravagantes. Estaba convencida que nadie en su sano juicio me crearía y aparte… estaba igual de segura que era el secreto más grande entre Arthur y yo…………. Tal vez actuaba como una estúpida al tomar esta decisión o incluso no era nada perjudicial, aún lo quería y no me importaba ser una idiota, no me permitiría lastimarlo.


Obviamente existía el peligro al yo saber de este acontecimiento que nunca debió ser descubierto. ¿Habría alguna objeción para no matarme y finalizar con la amenaza de que se esparciera su secreto?
No sabía realmente, podría no haber ninguna ya que creía yo , fue sincero cuando me dijo que me quería o podría aún así asesinarme para proteger su vida y la de su…..especie….

Quizá nunca lo sabría pero debía añadir que en todo el tiempo que pasé a su lado nunca me sentí metida en un embrollo que amenazase mi vida; nunca presencié un acto “vampírico” que amenazase mi salud. Todo estuvo perfectamente oculto.


-Mi….. mi novio- dije en un tono muy bajo, dudé si me escuchó completamente – Ehmm, él…………... Más bien, ayer me enteré de algo que en cierta forma……………. me……… lastimó. Sí, es……, más bien, cambia todo lo que hemos vívido- dije confundiéndome con mis propias palabras, no encontraba otra manera de explicarme sin decir algo delatador.




-Oh. Ya veo. Un secreto que cambia todo- manifestó entrecerrando los ojos. Tal vez imaginando qué diablos podría ser pero muy amable se esquivó cualquier pregunta que me incomodase y decidió respetar mi privacidad no intentando conocer plenamente de qué hablaba con exactitud.
-Sí, un mald…………- solté aire rápidamente – Bueno, pensándolo bien, no es tan grave ¿Sabe?, creo….. Supongo, que él no tiene la culpa- dije aún en un tono más bajo de lo normal a una conversación.
En mi mente volvían a aparecer voces discerniendo todas las nuevas ideas que extraía de nuevas reflexiones.
¿Cómo te conviertes en un vampiro?

Según mi experiencia y las múltiples leyendas y películas que había oído y visto, podría ser por una rito….. (Lo cual dudaba demasiado, Arthur no tenía pinta de gótico… ) o igual por una mordida de un vampiro, opción que desglosada terminaba en una acción involuntaria.
– Entonces no estás segura que lo que realmente te lastima no es el secreto si no el hecho que no te lo dijo?- preguntó calmadamente al instante en el que me miraba con sus ojos amables y tranquilos.

Parpadee como 5 veces seguidas y me di cuenta que mi boca se había abierto un poco. La cerré para no parecer como una trastornada.
-C..cómo?- fruncí mis cejas.
-Te enoja mucho que no te lo haya dicho o me equivoco?- preguntó directamente y decidí responder a esa pregunta de la misma forma y sólo basándome en ese aspecto.
-Obvio! Tuvo tantas oportunidades, debió haber confiado en mí, él……… debió habérmelo dicho- me exalté un poco y subí tres tonos mi voz demostrando suficientemente mí claro enojo.
-Eh aquí tu verdadera razón de tu frustración…. Creo que debes analizar si realmente te importa en sí el secreto y más bien te enfada el porqué no te enteraste antes- aclaró poniendo su dedo índice en la parte de sus anteojos dónde estaba el puente de la nariz para subírselos lentamente de una forma muy intelectual.




………………….

Shit!


Tenía razón.
¿Acaso el hecho de que fuera otra …….. Otra especie cambiaba algo?


No…
Si lo pensaba detenidamente y hablaba con sinceridad me daría cuenta que aun si él fuera un ovni yo seguiría sintiendo lo mismo por aquél sujeto pálido, alto, amable y hermoso que era, porque todo lo que vivimos no había cambiado….. Él no, solo el título de “especie”…………
Debía contar DEMASIADO el que nunca me preguntó si quería brindarle algo de mi sangre… o tal vez me tenía preparada para su cena final….
No, ¿Cómo me atrevía a pensar eso sí él mismo fue el que me salvó de aquellos dos cuando fácilmente pudo haberme compartido?........ Y amanecer en mi cama sin ninguna nota de amenaza que si decía algo era mujer muerta….
Enserio que había sido prejuiciosa.
Ser “vampiro” era solamente un título, él seguía siendo él, Arthur de Brun, el mismo con el que había salido todos estos días…. Él mismo que inundaba mis pensamientos y me hacía sonreír, y aquél vampiro era al quien yo quería.
No había cambiado, no podría y no lo haría.

Este estado de nervios y desesperación en el que me encontraba se daba por el rechazo a aceptar que algo como esto existiese en mi mundo.
Y que me enterase de esta forma tan… inesperada……. realmente no ayudó mucho.



-Tiene razón. Al final, no cambia lo que él es..- emití en voz alta asombrándome aún más. –Sin embargo, tampoco puedo dejar pasar todo esto, ¿Por qué no me lo dijo? Cuáles fueron sus verdaderas razones para….- me detuve antes de mencionar la frase completa y lo miré enseguida.
-Y ya hablaron de esto?-devolvió la mirada.
-No, no lo eh visto- dije quitándola y poniéndola en mis manos que jugueteaban con un anillo que traía.
Necesitaba verlo, no sabría cómo sería cuando lo viese pero sabía con certeza que debía verlo.

-Creo que deberían hablar y dejar que él exponga sus argumentos ¿No crees? Debe tener una razón muy razonable válgame la redundancia para que haya hecho todo lo que hizo o dijo- exclamó mirando al paisaje del frente el cual era ocupado por estudiantes y jardineras de diferentes colores que embellecían la vista -Todos merecen una oportunidad para una explicación no crees?- preguntó de nuevo.



Claro, siempre apoyando la justicia seria una hipócrita si no lo hacía. Aparte quería volver a abrazarlo aún con los nervios que me dominaban.


La mitad de mí era esta parte racional que decía que no. Que si tenía sentido común no debía verlo de nuevo y debía sentir temor por él y eh la otra parte que decía que nada pasaría, que todo iba a estar bien y no había ningún peligro.


Hasta este punto ya había decido y no me retractaría, tal vez había escogida la opción menos conveniente o más bien menos ecuánime o normal.
Sin embargo, ¿Qué era normal? Quién decidía qué era o no normal?...

-Por supuesto, todos merecen segundas oportunidades- dije distante mirando el grisáceo suelo rocoso.
Suspiré y enseguida él sonrió triunfante a que me haya podido ayudar.
–Muchas gracias- dije al ver cómo se paraba del asiento y se acomodaba su camisa a la cual se le habían creado unos pliegues haciendo irregular su vestimenta.
-Debo irme, tengo que llegar a mi casa rápido para darle una sorpresa a mi hermana que vino de visita- dijo feliz seguramente imaginándose ya la alegre escena.

Sonreí calmada, estaba serena y realmente ya no quería pensar.



Me quedé allí, sentada, viendo pasar a poca gente caminando con libros, portafolios, laptops, platicando con amigos, o solos……
Con el transcurso de los minutos me aburrí, fui a la biblioteca y me dispuse a leer un libro. Moría de sueño, no había dormido más de 3 horas y esta podría ser la razón de mi inmenso cansancio. La noche anterior había intentado con todas mis ganas conciliar el sueño, sin embargo nada llegó, se suprimió el efecto de las pastillas que tomé y me di cuenta que no podía estar peor este día.



Sentada sola en una mesa de la enorrrme biblioteca, pensé llamar a Scott y distraerme un rato pero cuando mi mano se dirigió a mi bolsillo, lugar donde siempre guardaba mi celular, no notó el bulto que siempre creaba este…

Me frustré un poco y seguí leyendo a pesar de que no capté nada. Tenía que reeler la línea como tres veces antes de entender completamente, parecía una retardada que no captaba a la primera y debí leer cada palabra lentamente para digerir todo y poder comprender.

Maté la mayor parte del tiempo allí sin hacer nada, no ayudaba mucho a mi estado pero ¿Qué más podía hacer?
Minutos antes de que comenzara la siguiente hora y hubiese cambio de aulas, me encontré con una amiga española que igual estaba en la biblioteca y quien sacaba copias a un libro negro de geografía. Pregunté si quería mi ayuda y me la pidió amablemente porque realmente la necesitaba ya que copiaría todo el libro completo.

Comenzamos a platicar un poco, le pregunté cómo era su país y me contó muy explayadamente todos los lugares hermosos y que debía visitar si alguna vez iba a Barcelona. Lo extrañaba y cada detalle que me relataba le dibujaba una enorme sonrisa. Me percaté que nunca le pregunté cómo era Inglaterra… y al pensar aquello sacudí mi cabeza y volví a enfocarme en mi plática.
Era voleibolista, le encantaba jugar en la arena y su próximo partido sería la próxima semana. Me invitó y me dio cuatro boletos que tenía arrugados dentro de su pantalón capri.
Helga era rubia pero muy bronceada, tenía los ojos cafeces claros y era algo alta, sus mejillas creaban hoyuelos y se veía y era muy activa, envidié aquello porque me había vuelto demasiado floja.


Un minuto llegó a otro y cuando me di cuenta ya había llegado la hora libre que tenía aquél día. Me despedí porque ella seguiría allí y fui en busca de Cynthia para encontrarnos en el mismo lugar de siempre en la cafetería sur dónde tomábamos el almuerzo, platicábamos y hacíamos la tarea que se nos olvidó realizar.


Curiosa. La busqué pero no encontré nada…
Sus amigos estaban allí, todos excepto ella…
Lanthis no había asistido a Nikxor o quizás estaba en otro lugar…… Lo sabría en cuanto mi mejor amiga llegara.

-Oye, no asistió Lanthis a tu clase?- Intenté parecer calmada e indiferente mordiendo mi verde pera.
-Ahh no, eso iba a preguntarte. ¡Qué raro! Aunque tal vez fue por algo de la fiesta, no sé, es la única explicación- dijo comiendo su manzana roja y tomándole la mano a Kevin de un modo cariñoso. Los demás en la mesa charlaban de la fiesta y de todo lo que había sucedido, yo me quedé escuchando y asintiendo de vez en cuando.


Lanthis era la hermana de Arthur, no lo dudaba, eran demasiado parecidos en más de 4 aspectos pero entonces eso llevaba a que ella igual era…..

-Cathy, te sientes mal de nuevo?- preguntó Ryan mirándome preocupado sujetando el respaldo de mi silla.
Mi mente se había perdido volviendo a analizar características.

Compartían lo extremadamente pálido y fríos, aunque eso podría tenerlo cualquier persona, no sé porque tanto drama. Obviamente ninguna persona se podía mover tan rápido como él lo había hecho aquella noche pero, eso no descartaba ni apuntaba que ella igual fuese…. Vampiro…



Pasé todo el día distraída, me preguntaban algo en clase y contestaba incompletamente cuando me sabía la respuesta de pies a cabeza. Mi cabeza estaba atiborrada de otras cosas más importantes pero ¿Cómo explicárselo a tu maestro?

No me podría saltar más clases, sería muy irresponsable de mi parte y no me ayudaría en nada pero tampoco iría a la enfermería por pastillas, me atontarían más y no sabía ni qué me dolía físicamente, tal vez los codos… no obstante, ya estaban vendados.


Toda la hora anterior estuve temiendo mientras intentaba decidir sin siquiera enfocar mi vista en las letras del libro que debía leer. Podría irme desde ahorita de la biblioteca aunque sólo hayan pasado 3 minutos desde el cambio de aulas pero; ¿Valdría la pena?


Cuando me decidí al encontrar una buena razón cómo excusa, sentí el pánico en vivo. Los nervios se apoderaron de mí (algo tan común desde el día de ayer), el nudo volvía a crecer y casi desee no tener esófago para no sentir todo aquello.
-hey, ahorita vengo, si termina la hora y no regreso, te veo en el carro- dije a Cynthia susurrando para que la bibliotecaria no nos callara por estar haciendo demasiado ruido.
Ella asintió y siguió en su lectura sin hacer más preguntas, ahorrándome el trabajo.




Estaría él ahí?
Qué pasaría?
Qué le diría?
Para qué diablos iba para comenzar si ni siquiera había asistido su hermana y él no tenía excusa para venir una hora antes de lo normal?


Caminé en los pasillos algo llenos. Para algunos era su última hora, otros, estaban llegando.
Yo sujeté fuertemente mis libros contra mi regazo, me dolían mis codos pero era la única forma de calmar mi angustia creciente. Aparte, debía comenzar a dejar de quejarme, habían mayores dolores en el mundo que unas raspaduras en los codos…


Al cruzar las puertas que me pesaron como hierro, busqué la copia de llaves del Beattle de mi amiga entre los libros que tenía en mi mochila por sí mi predicción no se materializaba. Me coloqué a un lado para no estorbar la circulación de personas y quedé junto a uno de los oficiales que vigilaban la entrada principal. Al principio no le di importancia pero después me percaté que no dejaba de ver un punto fijo que estaba enfrente, tenía una mirada cómo de alerta y allí fue cuando descubrí que mis sospechas se habían convertido en realidad. Miré porqué en algún momento debía hacerlo…






Allí estaba cómo siempre estuvo, y hubiese sido tan normal unos dos días antes…. Pero no, ahora era extraño, muy extraño verlo allí. Una hora antes del momento en el que siempre llegaba y sin siquiera haber asistido su hermana a la universidad.

De alguna rara forma había adelantado mi acción o decisión y había llegado al minuto exacto. ¿Y qué tal si no hubiese decidido mentir que iba al carro para venir a echar un vistazo si él se encontraba allí? Él hubiese esperado en vano? ¿Cómo se había podido sincronizar tan maravillosamente?
Me dieron nervios, cualquier cosa podría ser la razón.


No sentí miedo aunque tal vez debía de, solo palpé un pinchazo descomunal que me alteró más de lo que ya estaba.
El día anterior me la pasé pensando la mayor parte de la tarde en cómo sería este instante (En el que me encontrara con él y tuviésemos que hablar de todo).
Casi me desmayé allí y estuve a punto de no dar aquellos pasos ya que repentinamente mis pies pesaron demasiado.
Esto sucedía?
Él se encontraba allí a unos metros?





Me miraba. Al levantar mi mirada y verlo vi que tenía los ojos en mí, incluso cabía la posibilidad que la hubiese tenido antes de que yo atravesara la puerta….

A lo lejos, podía admirarlo completo, se veía……. Subversivo, cómo si algo ocultara.
Esa era la razón por la que el guardia de seguridad no le quitaba la vista de encima tampoco y seguramente esto era lo que mi intuición intentó decirme la primera vez que lo vi y sentí atracción al mismo tiempo que un nerviosismo interno que me alteró.

Ahora encontraba el sentido a muchas más cosas.




Y gracias a que pensaba conocerlo…. Fue por la cual di aquellos pasos y mantuve en cierto nivel la calma completa.
Dejé de buscar mis llaves, ¿Realmente las utilizaría? Era evidente que no. Nos esperaba una plática.



Una parte de mi quería ir hacia él corriendo para llegar a abrazarlo y olvidar todo pero eso no fue lo que sucedió.




Como de costumbre, estaba parado enfrente de su carro aparcado con las manos en los bolsillos de una forma juvenil y desgarbado…. Esta vez acortó el paso no solamente tres cuartos si no que avanzó la mitad del camino que nos separaba.
En el trasfondo, muy pocas personas caminaban a la entrada o al estacionamiento haciendo caso omiso a lo que realmente pasaba.

Me quedé estupefacta, no tenía miedo, solo estaba sorprendida. DEMASIADO pasmada.









La mayoría de los adolescentes llegan a una etapa en la que no les interesa su futuro, en la que les vale todo, quieren vivir el momento, no les importan las consecuencias ni los resultados o las causas.
Yo, llegaba a un punto en el que me importaba absolutamente todo. ¿Qué pasaría entre Arthur y yo?
¿Qué eramos?
¿Que seríamos?
Que pasaría con todo?












-Hola Cathy, ¿Quieres hablar?- preguntó sin mirarme directamente y manteniéndo un metro de alejamiento lo cual despertó mi duda y consternación.
Verlo allí, frente a mí, sabiendo lo que verdaderamente era y más que nada mirarlo y no saludarlo con un beso… No podía ser cierto.

-Seguro- dije antes de respirar hondo. Aún no lo aceptaba, era un sueño, era irreal, no podía estar hablando con él tan pronto y no había planeado exactamente qué le diría, supongo que la espontaneidad sería mi única arma.



Caminamos y nos sentamos en unas jardineras que estaban allí cerca, gracias a que era hora de clases, no había mucha multitud a nuestro alrededor y la plática sería muy fácil de sostener.
Me interesó saber la razón por la que no propuso el interior de su coche y lo único que pude deducir era porque tal vez quería que estuviésemos entre gente, realmente pensaba que me causaba miedo o no había logrado tal grado de control de mis facciones para demostrar sensatez y ahora lo confundía con mi rostro y lo que este demostraba. Me hubiese mirado en un espejo antes de verlo.

Antes de que él pudiese articular palabra lo interrumpí.
- Arthur- solté una bocanada de aire, esto era más difícil de lo que pensé que llegaría a ser, mi mente se tornó en blanco, el vigor comenzaban a invadir - no temo de ti, pero… Pero entiende que es algo costoso asimilar esto- expresé sin mirarlo frente a frente, sí veía aquellos ojos zafiro de plano no podría ser capaz de hablar.
-Lo siento demasiado- dijo suavemente y con cierto sentimiento que truncó mis sentidos.
No era ninguna experta en detección de voz o algo parecido pero podía jurar que esa disculpa estaba repleta de dolor y tristeza………. Arthur estaba realmente arrepentido y yo no sabía por dónde continuar.
Intenté respirar adecuadamente y pasé mi mano derecha por el cabello
-¿Cómo pudiste mentirme así?- dije más afligida que enojada, ahora parecía una típica chica reclamándole a su novio.
-No quise, yo…- levantó la mirada pero no le di tiempo para defenderse, a este punto tenía demasiadas cosas que discutir y quería dejar salir mi angustia.
-Confié en ti- interrumpí encarándolo sin posarme directamente en sus ojos maravillosos ojos.

Quería reclamarle, abrazarlo y seguir reclamando y después seguir abrazándolo. No sabía cómo reaccionar ante esta situación. La prudencia desaparecía levemente.

-Realmente lo siento Allie. Fui un tonto al pensar que esto era lo mejor-
-¿Cuándo me lo ibas a decir? ¿Qué acaso la mejor forma era estar entre una batalla? ¿Saber todo esto de aquella forma? Tienes idea de cómo fue descubrir eso? Si de repente vieras que hay dos soles no te volverías loco?-
dije algo impaciente parándome del asiento.
-Tienes que entenderme, no quise lastimarte, nunca querría hacerlo- Arthur se levantó de la misma forma dando un paso adelante pero enseguida retractándose y volviéndolo a poner en su antigua posición. No quería causar ningún temor en mí, tenía miedo de asustarme.
-Pues lo has hecho- dije con el nudo en la boca. Debía tranquilizarme o si no lloraría , algo que no quería sin embargo, era extremadamente difícil mantener mi postura serena.
-Lo sé y no me lo perdonaré nunca- bajó la mirada de nuevo.
Aún habían cosas qué averiguar pero quería abrazarlo y consolarlo, pedirle perdón por mi mala actitud, estaba siendo cruel.
-¿Qué fue verdad? ¿Qué acaso todo fue mentira? Acaso todo fue un engaño?- flaquee y levanté mi mirada hacía él viéndolo directamente y allí fue cuando un par de lágrimas corrieron y no evité dar aquellos dos pasos y medio que nos separaban para apoyarme en su pecho y desahogarme.

Subió sus manos esta vez sin dudar y me abrazó de la única forma en la que él sabía hacerlo. Sus brazos cómodos y firmes era el lugar en el que quería estar siempre y a pesar que deseaba creer que todo había sido verdad, debía escucharlo por él.


-No, claro que no ¿Esto era lo que te preocupaba?¿Cómo puedes llegar a pensar eso? Nunca. Todo fue real.. Cada momento-susurró intentando sosegarme antes de darme un beso en la coronilla. –Te quiero tanto Allie -

-Entonces ¿Por qué me mentiste?- aún llorando me alejé de su regazo. Dolía no poder quedarme allí junto a él pero me sentía extremadamente mal, engañada. ¿Cómo asegurar que todo fue verdad? ¿Cómo saber si todo no fue sólo una trampa o sólo un juego?
Me sequé las lágrimas con mis manos, logré tener un rápido autocontrol y en ese instante paré de sollozar.

-Lo siento, no sabes cuánto lo lamento Cathy- dijo mirándome con los ojos más tristes que su rostro podía dibujar. Mi pecho dolió al verlo así, no podía creerlo.
-Arthur yo.....Te hubiese comprendido, tal vez si, tendría un momento de shock pero cualquier otra persona reaccionaría igual que yo-
-No pude-
-No quisiste-
-No quise herirte-
-¿Y esto no es una herida?-
Posó su mano en mi mejilla para quitarme la última lágrima que bajaba rodando allí mismo. Su mirada exponía un intenso dolor silencioso; decepción, sufrimiento, angustia, más que nada perplejidad y lleno de tristeza.

-No te lo dije porque temía que las cosas cambiaran, no quería que temieras de mí pero debí pensar que eso es algo inevitable. Fui la persona más egoísta-
-No temo de ti, no me das miedo, solamente no es fácil de aceptarlo, corrompe con todo –
dije volviendo a quebrantarme y él enseguida volvió a abrazarme.


No sabía qué sentir o qué pensar y mucho menos qué decir, todo se revolvía y tomar una decisión no era nada asequible ahora él presente.
A mis espaldas, noté cómo el número de gente que se localizaba en la entrada principal comenzaba a aumentar significativamente y él enseguida siguió mi mirada notandólo igual.
-Creo que deberíamos ir a otro lugar, tengo las llaves de Cynthia- le propuse con un suspiro.
Arhtur aceptó.




-Lo siento y sé que mil disculpas no solucionarán nada. Nunca quise que te enteraras de esta manera- su voz suave y su cara rígida miraban al frente.Parecía enfadado consigo mismo. La tristeza se admiraba en sus facciones duras que tenían como intención no demostrar nigún sentimiento en su rostro.

Dentro del rojo carro estacionado entre decenas y decenas de otros automóviles. Nuestras voces llenaban cada espacio del interior y afuera, la vida continuaba cómo si un vampiro y yo no estuviésemos discutiendo en el aparcamiento de una universidad en la ciudad de Brighton.


-¿Por qué no me has dicho que no diga tu secreto? Podría haberlo expuesto-
-Tomé la fácil decisión de confiar en ti y decidí que era hora que supieras todo-
-Cual otra opción había?-
-Hacer que olvidaras lo sucedido-


Al escucharlo intenté pensar en las posibles métodos de realizar aquello de una manera lógica más no encontré ninguna.
-De qué forma?-





Esperó un momento antes de decir serio y aún sin voltear a verme:

-Mordiéndote-





Las pistas se unieron y los nudos se ataron hasta formar la verdad.
-Andrea….- apenas y pude articular palabra al conocer la exacta razón por la que mi amiga no se acordaba de absolutamente nada de lo que había acontecido aquella madrugada.
Sentí que alguien me daba un golpe en el estómago y continuó haciendolo sin cesar....

-Perdón, no hubo otra forma- se doblegó y volvió a exponerse en su voz el sufrimiento que sentía en ese momento.


Me paralicé, me quedé atónita.
Un punto para la lista que decía “Razones para estar aterrorizada”
Pero……… podía manejarlo, estaba bien.
Había visto a Andrea en una clase el día de hoy y la noté completamente saludable así que solamente fue una medida de seguridad de parte de él….
Lo aceptaba................. Estaba bien.......¿no??



Sin mirar el reloj supe que no me quedaba mucho tiempo, pronto acabaría la hora y Cynthia saldría, por mientras, entraba en esta etapa de negación.

-No sé qué pensar o sentir, todo esto es tan confuso...- mi voz tembló junto con todo mi cuerpo. El pánico que estuvo oculto desde el principio comenzaba a asomarse.
-Te quiero Catherine, te quiero como nunca eh querido a nadie y ya no sé qué decisión tomar. Quiero protegerte pero si lo hago entonces me debo de marchar.....Soy un vampiro y no puedo cambiar eso. No soy conveniente para ti Cathy. Soy peligroso y mi egoísmo te quiere cerca así que estoy a tu disposición........ no quiero forzarte a nada. Si dices que me aleje eso haré y lo entenderé- respondió a mi lado tan quieto cómo una piedra. Sus palabras enigmáticas crearon la mayor de las confusiones.
Quería a Arthur, lo quería y eso me lástimaba en este instante.

-No te alejes……- respondí instantáneamente. No lo quería fuera de mi vida. Arthur, no había hecho nada significativamente malo, todo esta discusión era mi culpa. - Yo lo siento Arthur, no debí ser tan ruda, es sólo….. Me hirió mucho el descubrirlo de esa forma y pensar que todo fue mentira…. Que lo nuestro nunca sucedió….- Inhalé , acción que físicamente me causó un dolor. El nudo estaba en mi boca y respirar igualmente lastimaba –No eres peligroso y definitivamente no quiero alejarme de ti- dije mirándolo. Extrañandolo, aflijiendome al ver cómo el sufría , sus ojos delataban todo aun que él no quisise.

Siguió sin mirarme...¿Cúando estaría dispuest a hacerlo?
Exhaló fuermente.


-Allie, yo….…. Debes saber todo de mí. No quiero mentirte más, no te embrollaré en algo en contra de tu voluntad …… - paró y al retomar su habla lo hizo en una escala reducida -Bebo sangre, esa es mi naturaleza-


Clock


Llegamos un punto que ya había pensado horas antes y del cual nunca saqué una conclusión verosímil....
William era vampiro, y esa era su característica mayor
Bebedores de sangre…
Y… sí, provenían de diferentes fuentes pero Arthur me develó lo que deseaba no escuchar.
-Humanos….. Solía alimentarme de ellos todos los días, en décadas atrás asesiné sin cesar- bajó su mirada a su regazó y volvió a propinarla al parabrisas.
No quería mirarme al decir aquello, se sentía apenado, decepcionado, enojado y estaba convencido que me perdería pero decía esto para que yo supiese absolutamente todo.

Mi corazón sonó tan fuerte que casi me aturdió. No estaba preparada para aguantar esto.......Él era Arthur de Brun, el chico que quería y ahora……. Que me estuviese hablando acerca de asesinatos..?..................Era insoportable. Era derrumbante……….. Definitivamente ahora mi posición no estaba definida ¿Cómo mantener una conversación de vidas humanas?
Respiré hondo, dificultosamente. El nudo me impedía hacerlo bien, comenzaba a sentir que me ahogaba, no obstante, había una esperanza….
-Pero ahora ya no..- aludí al escuchar su oración en pasado…. Quería decir que aquello ya no sucedía y aunque fuese algo que yo recriminaba automáticamente, podía aceptarlo porque Arthur ya no lo hacía.

-La ultima vez fue la segunda vez que te vi en mi casa..... -
Sólamente vi cómo apretó su barbilla creando unas linea en su mejilla.
Comencé con signos de hiperventilación. No podría con esto, debía parar, sus declaraciones modificaba todo. Lo convertían en alguien diferente.

Arthur había mencionado lo último que quise escuchar.
Me paralicé.
Un escalofrío recorrió no solo la superficie de mi piel si no todo el interior…. William........había....... había asesinado a alguien en menos de un mes… cuando yo ya lo había conocido......
-…. Por… porque?- pregunté sin voz y rememoré un mismo sentimiento, era prescisamente el mismo nivel de miedo que sentí en el parque Rumbish. La vida prácticamente se me salía. No lloraba porque estaba demasiado austada para eso.
-Por que no pude parar, son tan frágiles todos, mi instinto renació……….-

Infinitamente desconcertada..... casi muriendo literalmente. No quería sentir esta aversión a él pero con cada palabra que decía sólo me daban más razones para temer. Eran cinco golpes más directos a mis entrañas.
-Hombres y mujeres y a niños por un tiempo, sin embargo yo ahora..- pudo decir antes de que lo interrumpiera.




Esta era la gota que había derramado el vaso.


La palabra “niños” había esfumado toda moderación que aún permanecía en mi interior.

-Mounstruo- susurré automáticamente. Acción hecha por mi cuerpo, no por mí. La sangre helada corrría más rápido que nunca en mis venas. Casi casi ardía.
-¿Qué?- preguntó rápidamente Arthur con el mismo tono en que le hablé solo que al voltear, despúes de no haberme mirado por todo el tiempo que estuvimos en el carro de mi mejor amiga, su cara mostró un asombro inmenso en lugar de shock como expresaba la mía.
-Mounstruo – repetí aún en lo bajo pero estaba segura que él lo había podido escuchar.
Y el instante cuando por fin pude reaccionar por completo, me tapé la boca.





Quedamos en silencio completo alrededor de 5 segundos antes de que el hablase:
-Perdón - dijo con una voz temblorosa y aspera.
Abrió la puerta y al cerrarla desapareció y vi que en su lugar, en el asiento del copiloto, se encontraba mi celular.






Lloré, intenté contenerme y no obtuve el triunfo.
M sobrecargué en el volante y escondí mi rostro.
No sabía qué sentía exactamente, no sabía qué hacer y no me importaba, sólamente quería llorar y que todos estos sentimientos que amenazaban con explotar mi cuerpo salieran.

Lo quería tanto que dolía y había sido una completa estúpida al haberle dicho eso. Había reaccionado tan rápido que ni tiempo me dio mi mente para pensar lo que diría y ahora lo había herido profundamente y algo de mi sabía que no lo volvería a ver.

Publicado por Casey a las 7:43 p. m. 3 comentarios    

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