Catherine
Regresar para no irse.
Segundo día sin Arthur y en este momento parecían las cosas un poco peores que hace dos horas atrás.
El día era lluvioso, frío y el viento soplaba con intensidad.
La escuela había sido más insoportable gracias a que todos los factores (el horrible clima y la ausencia de él) se juntaron y formaron una plasta que me daba suficientes razones para odiar el día entero.
Ahora estaba sentada en la silla del escritorio de mi cuarto y me dedicaba a terminar una última tarea que debía tener hecha para el día siguiente. Eran las 5:00 pm y los rayos del sol no lograban traspasar las nubes llenas de agua por lo que el ambiente era azul oscuro.
Me dormí alrededor de las 9:30 pm.
Tercer día.
Cansada. Realmente no sabía cuándo llegaría, tanto podría llegar hoy como mañana y Lanthis no me había dado ninguna pista tranquilizadora.
-Depende de él y en qué medio se venga- me había dicho en el gimnasio sin un atisbo de sudor en la cara mientras que yo chorreaba agua por todas partes, para mi suerte habían pocos espectadores para ver mi estado tan vergonzoso.
Pasaron las horas y las clases y al terminar estas me metí en la gran camioneta Suburban que tenía Roberto porque iríamos todos a comer a un nuevo restaurante en la avenida 27 para pasar el tiempo y brindar por unos buenos y fáciles exámenes que rápidamente se aproximaban.
Estupendo.
Fue una fantástica actividad el tener una charla con mis amigos estudiantes y humanos. Muchos de ellos apostaban por un 8, otros juraban que un 9 sería fácil…. La mayoría sentada con su pareja; demostraban que el amor venía cuando menos se lo esperaba uno…… y para otros como Ryan; la soltería les iba muy bien pero su aversión a que fuera novia de Arthur aún seguía palpitante.
-¿Qué te gusta de él?- preguntó en un tono de aversión.
En ese instante, todas las miradas se dirigieron a mí porque querían escuchar de aquél sujeto tan misterioso que pocos llegaban a conocer realmente.
-Sí… ¿Cómo es Arthur? -cuestionó Adriana luchando al mismo tiempo con sus palillos y la pasta resbaladiza que se encontraba en su plato hondo.
Los ojos de todos a excepción de Cynthia me observaban en espera de una respuesta jugosa y llena de detalles.
-Muy amable y divertido- aclaré rápido y con orgullo recordando fugazmente momentos que justificaban mi declaración.
Muchos tornaron sus facciones en “decepción” y otros parecieron asombrarse.
-Sabes? A primera vista pareciera como que es un hombre introvertido pero eso le da su toque…. Sería bueno salir en parejas- dijo entusiasta Mellisa quien estaba entre los brazos de Santiago.
Me reí en el fondo al igual que todos ellos. Al verlo por vez primera también había percibido aquél “misterio” que tenía oculto en sus ojos y su forma de ser. Impaciente por saber si guardaba un secreto o solamente era el efecto de aquellas pupilas color zafiro…
Después de probar la comida china de aquél delicioso lugar, todos se fueron a sus respectivas casas y cómo llegábamos de comer, Cynthia ni yo nos paramos en la cocina para preparar algo de cenar como normalmente hacíamos.
Mi cuarto fue el destino próximo y la preocupación de cuándo llegaba William no se había presentado gracias a la distracción que había tenido hasta que noté algo fuera de lo normal en el regazo de mi cama cuando encendí la luz tenue y amarillenta de la mesita de cama.
Era una de aquellas flores de color fucsia que había visto en la florería Mandys.
Arthur no se había perdido el detalle de la emoción que causó esta en mí cuando clavé mis ojos en aquellos pétalos rosados.…
La levanté porque tenía una nota amarrada en su talle.
Te quiero.
Voltea….
Mantuve la respiración y como lo advertía la última palabra de aquél recado, voltee y lo encontré allí sin ningún atisbo de sospecha porque no había para nada percibido su presencia. Una sorpresa completa.
Sonreí de oreja a oreja y lo abracé como si no hubiese realizado aquella acción por décadas.
Es más, brinqué y mis piernas enrollaron su torso y no dejé de abrazarlo hasta que me hice un poco para atrás y lo besé con frenesí.
Acostados en la cama. Yo sobre su hombro derecho, él interrogó.
-Como estuvieron estos días?-
-Bien, aunque pudieron estar mucho mejor-
-Digo lo mismo de los míos-
-como te fue en tus juntas y negocios?- cuestioné jugando con sus largos dedos fríos y extremadamente pálidos.
-Todo salió bien, esperábamos mejores resultados pero al final no podemos quejarnos-
-MMMM- me erguí para mirarlo directamente.- No te has alimentado desde cuando??? Y, cuanto duras normalmente sin alimentarte?- entrecerré mis ojos.
-1 semana-
- Y cuanto llevas?
-Antier-
-Que raro! porque te ves más pálido de lo normal y estoy segura que necesitas alimentarte de nuevo- exclamé demasiado confundida. Estaba lista para regañarlo pero su respuesta me tomó desprevenida…. Y yo que pensaba haber aprendido cuando distinguir si necesitaba alimentarse o no!!
-Creo que el estrés reduce la sangre consumida en un 50%-
-Estrés?-
-De no estar contigo-
-hahahaha- reí feliz –bien, tienes una comida express justo aquí- bromee inclinando mi cuello hacia mi lado derecho y dejando al descubierto aquella parte de mi cuerpo.
Arthur se pasmó por completo y lo noté porque sus ojos se abrieron instantáneamente y su cuerpo se puso rígido al escucharme….. No obstante, se tranquilizó y dio una media sonrisa pícara antes de lentamente acerarse a mi cuello.
Una parte de mi pensó decirle “hey, era broma” pero otra aseguró que él lo había captado mientras que una tercera parte pensó “no creo que…. Duela”
La habitación hubiese estado completamente oscura si no fuera por la luz del faro de afuera que brindaba unos rayos amarillentos por mi ventana y chocaban contra cada objeto en el interior de mi cuarto; incluyéndolo….
Sus ojos azules brillantes y su cabello oscuro contra su piel pálida se acercaron sutilmente…..
Los nervios incrementaron notoriamente cuando sus fríos labios tocaron mi piel; tal vez el pequeño escalofrío que tuve fue la razón que ocasionó que se alejara unos milímetros pero no evitó el volver a tocar mi cuello.
Esperé.
-Nunca lo haría- dijo alejándose, erguiéndose y sentándose completamente.
-Realmente no tengo problema con que lo hagas- dije muy segura y eso pareció incomodarle.
Bajó su mirada y dijo:
-Cathy…-
Reí ruidosamente antes de atraerlo con mis manos y besarlo.
Alrededor de la una de la mañanayo estaba con la laptop en mis piernas y él a un lado viéndome.
Un bostezó se escuchó de parte mía (por supuesto) y Arthur dijo:
-Es hora de irme-
-¿Por qué?- me quejé suplicante mientras mi mano sostenía la suya.
-No es bueno para ti desvelarte, mañana tienes que ir a la escuela-
-Estaré bien-
-Allie, eres tan terca como Lanthis- dijo sonriente.
-Lo sé y qué bueno que lo sabes así que creo saber que tu sabes que insistiré por mucho tiempo-
Reí al igual que él y allí fue cuando se doblegó como siempre lo hacía.
-¿Qué solución propones?-
-Mmmmm…………- me quedé pensando las posibles soluciones pero solo una me convenció -Porqué no te quedas? Llegaste caminando y quiere decir que te tendrías que ir a pie a tu casa.. A estas horas es muy peligroso salir ¿Sabes?- bromee.
Obviamente un humano no causaría mayores estragos.. Un vampiro sería la amenaza correcta pero mejor evitaba pensar aquello.
Mi proposición seguramente sonaba mal intencionada aun que fuera todo lo contrario.
Que un chico esté en tu cama no es tan escandaloso.. Depende mucho en lo que hicieran y el sólo se quedaría sin hacer nada más allá.
Aún así. Él no se lo esperaba para nada y ahora me arriesgaba a ser vista como una novia impaciente y atrevida……..
-Hmmm tal vez tengas razón – pensó serio.
-Bien, tomaré eso como un sí así que espera, tengo que decirle a Cynthia que mañana no me despierte y que yo pondré mi alarma. Ahorita regreso- dije dándole un rápido beso que ni tiempo lo dejé para hablar.
Salté de la cama pero me detuvo sorpresivamente seguramente para aclarar ciertas cosas:
-Espera-
-Qué paso?- cuestioné algo preocupada.
“No creo que sea apropiado que …..” podría decir.
Sabía que Arthur era “viejos modales” y me podía venir con cualquier argumento.
-Se me olvido decirte algo-
-Qué?- pregunté aun más consternada.
-te quiero demasiado-
Siguiente día
Jueves 4:30 pm.
Al llegar a la última parte del ensayo que estaba escribiendo me di cuenta que necesitaba el libro de William Rubsonski que tenía en mi casillero y que me había repetido varias veces que lo agarraría al terminar mi última clase pero claramente el método de repetirte los recados no era tan útil y eficiente.
Bajé y tomé las llaves del Beattle rojo de mi mejor amiga.
Cynthia se encontraba en casa de Kevin haciendo una tarea juntos y no creo que se fuera a enojar si tomaba prestado su carro para trasladarme rápidamente a la universidad en busca de la herramienta faltante para finalizar mis deberes.
Como el día de ayer; afuera llovía un poco más intenso a como había estado en la mañana cuando todos los alumnos corrían y se tapaban sus cuerpos con algún libro o simplemente con la mano. Perduraba el viento que hacía mover arboles y hojas en todo el camino.
Llegué en cuestión de minutos y noté que la universidad estaba más vacía de lo común..
La lluvia lograba tornar un gran ánimo activo en uno que pensaba que era mejor quedarse en casa y aburrirse con la televisión.
Después de recoger el libro de mi casillero y regresar de nuevo al auto, encendí la calefacción porque me había mojado un poco y para nada querría agarrar un resfriado.
Manejé lentamente.
No tenía gran prisa porque Arthur me había avisado en la mañana que tenía mucho trabajo y no podría zafarse hasta la noche lo cual aumentaba a mi estado de ánimo un punto menos en la lista que tenía una carita feliz.
Justo a la mitad del camino en la altura donde estaba una cancha común de soccer vi a todos aquellos chicos jugando su deporte preferido bajo la lluvia.
“Locos” pensé y posteriormente reí.
Cuando algo te gustaba nada era un obstáculo….
-Concéntrate- me dije a mi misma y aumenté la velocidad de los limpiadores; la lluvia repicaba en mi parabrisas. Un trueno y un relámpago aparecieron a lo lejos (aunque no me causaron temor, en realidad me fascinaban). El viento azotaba las ramas de los arboles que se movían furiosas y lograban simular tener vida propia.
La acera que normalmente se encontraba adueñada de unos puestos andantes de hot dogs y demás, ahora estaba casi desierta gracias a la lluvia que no cesaba y parecía volcarse a un peor estado………. No obstante no era lo suficientemente fuerte como para que no distinguiese atreves del parabrisas aquella cara familiar que se encontraba caminando a mi favor.
Mi corazón y todo mi cuerpo se detuvo.
Apagué el motor de un golpe.
Sin apagar los faros, la calefacción y sin espejear y checar si no causaba un choque vial…. Me bajé del automóvil y corrí hacia la figura que caminaba debajo de la lluvia hacia mi dirección.
Mi corazón se saldría o antes de que pudiese lograrlo creo que se rompería gracias a la gran fuerza con la que latía.
Las pequeñas y algunas microscópicas gotas de lluvias sonaban en mis oídos tan claramente logrando una escena aún más difícil de creer.
Al levantar la vista y descubrir quién era la que se encontraba enfrente de su camino en la acera, su cara se quedó inmóvil como al principio había estado la mía porque ahora mi boca gritaba al mismo tiempo que se quedaba sin aliento alguno.
-Oh! Dios! ¿Cómo es que….?- dije moviendo mis manos por el aire para representar en una mínima parte cuan impresionada estaba.
No esperaba una respuesta en aquella primera pregunta así que al terminar mi pregunta me abalancé a su cuerpo para abrazar aquella chaqueta negra que yacía completamente empapada.
Su sorpresa fue tal que tampoco reaccionó instantáneamente, parecía ser que dudaba de la credibilidad de todo lo que sucedía al igual que yo.
Cuatro segundos bastaron para que retomara su postura, bufara suavemente y dijera:
-Cathy?-
Escucharlo a sólo un cm y saber con certeza que no se interponía un teléfono entre nosotros fue tan exuberante.
Al mismo tiempo, mi cabeza le llegaba a su hombro y pude oler su fragancia tan especial e irresistible.
En realidad parecía suceder, él estaba aquí.
La adrenalina en aquél momento gobernaba en cada partícula de mi. Jamás había estado más sorprendida y pensé:
“¿Acaso ya perdí la cabeza”?
Si alguien llegase en ese momento y me decía que padecía de esquizofrenia y que todo era una ilusión, tendría más sentido común que el que tenía en ese instante.
Por emoción, una lágrima rodó pero se perdió entre las gotas que golpeaban mi cara.
En el contorno, la lluvia no cesaba y yo no paraba de decirme:
NO PUEDE SER CIERTO….
Lo abracé de nuevo como una mujer abraza a su hijo soldado que acaba de regresar de la guerra sano y salvo a pesar que en las familias conocidas todos los hijos hayan fallecido.
La verdad es que el contacto físico era una prueba algo contundente que te decía “realmente está pasando.”
Me alejé para mirarlo de pies a cabeza.
Él sonreía ante mi reacción tan extravagante pero sabía muy bien que él estaba tan sorprendido como yo.
-¿Cómo?-grité.
Esa fase de “Dios mío no puedo creerlo!” se tornaba a un “ Espera, ¿Cómo es que esto está pasando?”
-Eres un idiota sabes?- le grité ahora enojada y lo golpee fuerte en su pecho.
El agua lo había cubierto por completo. Su cabello rubio ahora estaba oscuro café más sus ojos seguían siendo verdes por supuesto. Estaba más pálido porque tal vez en estos instantes el virus de la gripe ya se había apoderado de él…
-qué? Yo?- exclamó.
-eres un estúpido!!- le golpee el pecho. Con el riesgo de obtener el nombre de “bipolar” me arriesgué a reclamarle; estaba tan enojada, tan enfurecida…
-qué te hice?-
-Por qué diablos no me dijiste?-
-Espera, espera…La última vez estuve a punto. “Tengo una noticia” recuerdas? Pero…………..- paró y continuó con los ojos en la distancia - al final pensé que sería mejor una sorpresa-
-Has perdido la razón ¿verdad?- entrecerré mis ojos y alcé mi ceja derecha.
- si quieres me voy- bromeó.
-Obvio no, sólo que………..No puedo creerlo John! A qué hora? Cuando? Porqué? Que a pasado?- demandé saber.
-el día que te llamé…… Ayer Scott me dio tu dirección pero pensé esperar un día, me dirigía justo a tu casa-
Un “oh” se escuchó en mi cabeza.
Así que eso era lo que estuvo a punto de decirme antes de que el sonido del timbre celular de Arthur interrumpiera…
Aún así fue completamente INJUSTO! Debió terminar aunque en el trasfondo se escucharan balas y bombas!
Enseguida realicé mi siguiente pregunta importante:
-por qué estás aquí?- pregunté, no obstante, al segundo de decirlo me reí cuando noté que mi pregunta fue un tanto descortés y podría mal interpretarse - digo, no me refiero a que no te quiera aquí en la ciudad, tienes todo el derecho del mundo! Pero me sorprende que estés aquí, yo pensé que no te vería hasta vacaciones y ahora estas enfrente de mí-
-Ya acabaron los problemas en Pilbort, ahora perdí el semestre y tengo tiempo suficiente para hacer lo que quiera, después me tengo que inscribir de nuevo- torció la boca haciendo su típico puchero.
Escuchar un gran hilo de voz hizo que un estremecimiento recorriera mi cuerpo, fue chico y disimulado pero al final de todo había sucedido. Tenía tiempo que no lo escuchaba por tan largo tiempo. Me hizo sentir diferente.
-Oh…-
No sabía que responder. Más que nada aún no lo creía. Aún mi mente no lo masticaba y asimilaba….
Mis ojos sobre él evadieron lo “sexy” que se veía mojado y me concentré en lo demás.
-Dios! Te enfermarás. Ven, vamos- lo jalé de la mano y presencié de nuevo aquél toque que anteriormente solía sentir frecuentemente.
Tantos momentos recordé en tan solo 1 segundo.
No se parecía a Arthur, él estaba frío por la lluvia pero el calor propio yacía en el interior.
Su sonrisa, sus acciones, sus reacciones su forma de caminar… todo era diferente y familiar.